300 científicos de más de 38 países,
encabezados por el premio Nobel de
Medicina del año 2000, el doctor Arvid
Carlsson, quien afirma que “el fraude
científico más grande del siglo XX, es
la fluoración”; Doug Everingham, ex
ministro de Salud de Australia, y la
doctora Lynn Margulis, premiada en
Estados Unidos con la Medalla Nacio-
nal de Ciencias. El doctor Dean Burk,
responsable del departamento químico
del Instituto Nacional de Cáncer ante
el Congreso de EU, en julio de 1976,
declara: “De hecho, el flúor causa más
mortalidad por cáncer en humanos y
más rápido que cualquier otra sustan-
cia química.” En nuestro país, tenemos
una Norma Oficial Mexicana vieja, la
NOM 040-SSA1-1993 que obliga a
los productores de cloruro de sodio a
agregar flúor o yodo, con el “objetivo”
de prevenir el bocio.
Resulta ocioso decir que estamos
padeciendo una crisis mundial de sa-
lud, que se traduce en un incremento
permanente de enfermedades que
van desde el asma, problemas neuro-
conductuales, afectaciones al sistema
inmunológico, más tipos de cáncer,
endometriosis, pubertad temprana,
afectaciones al sistema reproductivo,
con disminución de generación de
espermas, no sólo en humanos sino
también en animales, alergias y nuevas
enfermedades. También tenemos un
aumento alarmante de diabetes. Todo
esto, nos debe hacer reflexionar sobre
el uso indiscriminado de sustancias
químicas, de las que por supuesto no
conocemos sus evaluaciones toxicoló-
gicas para poder determinar sus ver-
daderos riesgos a la salud.
Como siempre, la Unión Europea sigue
a la cabeza en este tema y debido a
las acciones que están implementando
desde hace más de 15 años, esperan
ahorrar más de 50 mil millones de eu-
ros y miles de muertes prematuras, en
los próximos 30 años, al controlar los
riesgos ambientales por las sustancias
químicas, bajo el principio de precau-
ción, eliminación y sustitución.
* Presidente de México,
Comunicación y Ambiente, AC
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