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Nuestro sistema educativo enfrenta una creciente falta de compe-
titividad y no ha logrado tener una estrategia clara y bien definida de
largo plazo, lo que no permite que tengamos un impacto real en el
crecimiento económico. A pesar de que en los últimos 45 años he-
mos aumentado significativamente el grado de escolaridad de 4.0 a
8.6añoscomopromedio, loque reflejaquenuestronivel educativoni
siquiera equivale a la educación secundaria terminada. En los países
desarrollados la escolaridad promedio es de 12 años y en casos es-
peciales,comoDinamarca,esde13años.Ennuestropaís,solamente
13decada100terminanunacarrerauniversitaria.Porejemploal2010,
decada100niñosquecursaban laeducaciónprimaria sólo62 la ter-
minaron; decada100, sólo45concluyeron laeducación secundaria
y 27 el bachillerato, y solamente 13 terminaron la licenciatura y dos o
trespudieronhacer unposgrado. Loque reflejaunabajaeficiencia.
Con este diagnóstico nuestro país sigue teniendo este grillete,
que no permite su pleno desarrollo. Ami juicio, esto es el resultado
denuestroanquilosadoe ineficientesistemapolítico, quesequedó
anclado en los años sesenta, cuando el partido oficial utilizaba efi-
cientemente no solamente al Sindicato Nacional de Trabajadores
de la Educación (SNTE), sino a todos los sindicatos como CTM,
FSTSE, los sindicatos de Pemex y CFE, así como a las dos organi-
zaciones que forman parte fundamental del partido oficial, la CNC
y laCNOP, paraejercer uncontrol políticoconsu votocorporativoy
podermantenerse en el poder.