residuos
También debemos reconocer que de-
bido a la falta de oportunidades de em-
pleo, generada por la poca educación y
por nuestro modelo económico-político-
administrativo fallido muchos mexicanos
no tienen otra opción más que convertir-
se en pepenadores. El resultado de estas
condiciones económicas y políticas es la
formación de dichos grupos o mafias que,
por supuesto, ejercen un control sobre los
residuos sólidos urbanos, que en algunos
casos escandalosos, como los del puerto
de Veracruz, Oaxaca o Mexicali, deciden y
determinan cómo y quiénes deben recibir
los beneficios de la pepena o reciclaje a
pequeña escala.
Porotraparte, laexclusividaden larespon-
sabilidad de los ayuntamientos para ejercer
obligadamente la limpia, barrido, recolec-
ción, separación y reciclaje, transporte ydis-
posición final de los RSUque se generan en
sus territorios, ocasiona que los otros dos
niveles de gobierno (entidades federativas y
Federación) se hagan de la vista gorda en la
realización de dichas actividades. Además,
sabemos que invertir en una buena gestión
y manejo de RSU en un ayuntamiento no
significa para los presidentes municipales
buena rentabilidad política; por eso, no es
su prioridad y no asignan los recursos ne-
cesarios para resolverlo. Utilizan su escaso
presupuesto para obras de infraestructura
urbanaqueseveany sepuedanpresumir.
Los ayuntamientos destinan, en la ma-
yoría de los casos, hasta 75 por ciento de
sus presupuestos en el pago de sueldos y
salarios de su burocracia (que, por cierto,
aumenta cada día). Como ejemplo, hace
tres años, me confesó el joven irrespon-
sable ex presidente municipal panista de
Irapuato, Sixto Zetina, textualmente: “inge-
niero Álvarez, ese tema de la basura no me
deja ningúnbeneficiopolíticoparami futura
>.
30
ta
www. .com.mx