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uestra relación con los animales
comenzó desde aquellos antiguos
tiempos en que el hombremodificó
su estilo de vida e incorporó su domestica-
ción para su sustento y compañía, desde
entonceshavariadosegún laépoca,cultura
y tradiciones.
La historia relata que los gatos fueron
adorados y respetados por diferentes civili-
zacionesantiguas; entre losegipciosalcan-
zaron, incluso, condiciones de divinidad;
fueron inmortalizados enel arte, lamúsica y
la literatura. Hoy en día, es inmenso el auge
de esta especie como mascota, debido a
quenodemandandemasiadasatenciones,
son buenos acompañantes, divertidos y
tienen grandes personalidades.
LavidadeloscaninosenEgiptotambiénera
muyrespetada,estabaestrictamenteprohibi-
domatarlosyelqueosarahacerloeraconde-
nadoa lapenademuerte;ademáselmaltrato
animalsepenalizabaconcastigoscorporales.
Losarqueólogoshanencontradoperrosmo-
mificadosjuntoalatumbadesuamo,queeran
colocadosahí,unavezllegadosufallecimiento
natural,ytambiénselesllevabaluto.
Elperroensurelaciónconelhombrehateni-
do variadas funciones: cazador, pastor, guar-
dián, de tracción, fuente de calor, camillero
en las guerras, de rescate, en el espectáculo,
para el deporte y en la actualidad de compa-
ñía, que es su ocupación másgeneralizada.
En1955, losresultadosquearrojóunaen-
cuesta realizada por la Asociación Nortea-
mericana de Veterinarios fueron curiosos o
por lo menos interesantes, al revelar que el
60 por ciento de las personas preferiría la
compañíade sumascota y nootrapersona
encasodeencontrarseenuna isladesierta;
el 47 por ciento afirmó que si su perro y un
extraño se estuvieran ahogando, salvaría
primero a su perro, mientras que el 25 por
ciento contestó que no sabría qué
hacer, yel 72por ciento incluyóasu
mascota entre sus cinco afectos
más importantes.
En la actualidad la interacción
del hombre con perros y ga-
tos ha sido favorecida por su
gran adaptabilidad, factor
que ha impactado en el in-
cremento de animales de
compañía en las grandes
ciudades. Perros y felinos
se adecuan tan bien a la
convivencia entre huma-
nos que no es extraño que
muchas personas desarrollen
fuertes sentimientos de apego
hacia susmascotas.
El estilo de vida de las metrópo-
lis también ha propiciado que muchos
matrimonios posterguen su paternidad al
aplazar la llegada de un hijo. Especialistas
enel tema, indicanque lasparejas tiendena
comprar o rescatar algún animal para brin-
darle lo que le podrían dar a un niño: amor,
atención, cuidados y educación. Esta inte-
racción resulta ser bastante similar a la que
seestableceentre los infantesysuspadres.
Una de las características que marca la
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