Cambio climático

El clima, tema clave en la agenda del verano

  • Ahora vemos los veranos extremadamente calurosos como parte de la normalidad, así como nuestros padres y abuelos normalizaron inviernos muy crudos

Philippe Waechter*

El aumento de los fenómenos meteorológicos en años recientes ha hecho del clima una preocupación cotidiana. En Francia, por ejemplo, la temperatura ha pasado de moderada a más cálida. Este tipo de cambio es el que importa, y esta forma de acumulación es la que cuenta en la ruptura climática. Como resultado, la percepción de que el marco de referencia sufre una disrupción está más presente.

Después de los frentes fríos del periodo de la posguerra siguieron las olas de calor. Esto ha ocurrido cada año desde 2003. Estos no son los únicos fenómenos meteorológicos, pero estas olas de frio y calor claramente caracterizan la agitación que se observa.

Esto es consecuencia del cambio climático, que ahora se encuentra en el centro de las dudas e inquietudes.

Este cambio en la percepción del tema climático genera dos tipos de reacciones: primero, imaginar que se pueden encontrar soluciones inmediatas para revertir los fenómenos. Las crisis pasadas pudieron ser amortiguadas, ¿Por qué esta vez se nos podría escapar esta lógica histórica?

La segunda reacción es considerar que el tema del cambio climático está por encima de los partidos políticos, lo que hace de esta agitación una causa común con las soluciones entre los partidos políticos.

El cambio climático conlleva giros completos en la evolución de las sociedades y por ello este impacto es de una naturaleza diferente. El primer choque del petróleo derivó en una transformación de los sistemas de producción, volviéndolos más eficientes en su dimensión energética. Sin embargo, el consumo de combustibles fósiles no resultó afectado a largo plazo.

Para contrarrestar el cambio climático, reducir dicho consumo es imperativo. Para 2050, debemos estar consumiendo menos combustibles fósiles que en la actualidad. Como muestra la gráfica, este cambio todavía no empieza, a menudo debido al temor por movimientos sociales desestabilizadores, pero esto solo ha logrado posponer la fecha límite.

Debemos entender los factores que implican diversos riesgos:

  1. La revolución industrial y todos los avances que han ocurrido desde entonces reflejan la necesidad y la capacidad del uso de combustibles fósiles. Son extremadamente eficientes y fáciles de transportar. La gasolina es muy fácil de transportar y llenar el tanque de un auto solo nos lleva unos minutos. Este no es el caso de las energías renovables. El manejo de baterías y su recarga no está aún desarrollado de manera resuelta en vehículos eléctricos.
  2. Es el uso cada vez más extendido de estos combustibles fósiles lo que ha ocasionado la acumulación de carbono en la atmósfera y el calentamiento global vía un efecto invernadero. La Tierra ya no es capaz de devolver tanto calor como en el pasado por la capa de carbono que actúa como una barrera. Así, la Tierra se calienta.

Efecto invernadero

Las emisiones de gases de efecto invernadero aumentan la retención de rayos infrarrojos, lo que contribuye al calentamiento global.

Estabilizar la temperatura global requiere la neutralidad en carbono, un estado en el que la Tierra no emita carbono neto. Toda emisión debe ser absorbida. Este es un gran reto. Para Europa y Estados Unidos, el horizonte para alcanzar la neutralidad es el año 2050, China aspira a la neutralidad para 2060.

Hay tres posibilidades para avanzar hacia la neutralidad en carbono:

  1. Colectivamente, estamos reduciendo nuestro consumo de combustibles fósiles para reducir drásticamente las emisiones de carbono. Es una elección compleja. A nivel regional, podemos avanzar en esta dirección; este es el caso, por ejemplo, de la Unión Europea. ¿Es esto posible a escala global debido a las diferencias en desarrollo? Sobre esto, pero también sobre la diferencia de intereses, el debate es interminable. Los países industrializados han emitido una cantidad considerable de carbono desde la revolución industrial y las cuestiones climáticas se asocian a ello. Los países emergentes tienen una reserva de carbono muy pequeña y quieren aumentar su bienestar con más crecimiento y, por tanto, más emisiones. El arbitraje aquí debería ser posible, pero ¿quién realmente desea esto?
  2. Podemos contar con absorbentes naturales de carbono, como los océanos, que absorben cerca de 30 por ciento de las emisiones cada año. Sin embargo, los océanos se están volviendo más ácidos y su capacidad para absorber carbono se ve afectada. Los suelos son una reserva considerable de carbono, pero el calentamiento del permafrost plantea dudas sobre la capacidad del suelo para desempeñar el mismo papel en el futuro. Los árboles suelen ser una solución avanzada para enfrentar el calentamiento global. Los bosques actúan como una importante absorción de carbono, como ocurre en particular con la Amazonia, citada con frecuencia, aunque ya no es tan virtuosa.

En cuanto a los árboles y bosques, debemos contemplar dos dimensiones: La primera es que el bosque ya no tiene la misma capacidad de absorción que en el pasado. Los árboles sufren terriblemente por el calentamiento global, los incendios y la falta de frío, y los bosques no siempre tienen un mantenimiento eficaz. En Francia, la capacidad de absorción de carbono de los bosques ha caído drásticamente desde principios de siglo. En los últimos diez años, esta capacidad de absorción se ha dividido en dos. La otra dimensión es que plantar un árbol es una condición necesaria, pero no suficiente para combatir la acumulación de carbono. También en Francia, sería necesario plantar 360 árboles por año/persona para absorber el carbono emitido. Es decir, ¡38 por ciento del territorio al año!

  • Choques tecnológicos. La innovación resolvería el problema climático. Ya sea absorbiendo el carbono emitido, que ya existe, pero a una escala demasiado menor y a un costo aún demasiado elevado. O desviando los rayos del sol para que no lleguen a la Tierra, lo que se conoce como geoingeniería. Las innovaciones en captura de carbono deben multiplicarse para contribuir significativamente a la convergencia hacia la neutralidad de carbono. Pero la geoingeniería parece un pacto fáustico, que hace todo lo posible para preservar la situación actual a riesgo de tender a algo peor a futuro. Hay mucha investigación y medios, pero es una elección muy arriesgada, porque está condicionada por una decisión colectiva en torno al mismo tipo de medios y objetivos. En todo caso, estas innovaciones están lejos de la escala necesaria para evitar una alteración del comportamiento.

El tiempo apremia y se deben tomar decisiones ya. ¿Por qué? Porque debido a varios factores importantes que regulan el clima: Groenlandia, la masa de hielo, los flujos marinos, la temperatura, en aumento, atraviesa puntos de ruptura irreversibles. El primer umbral de temperatura está en 1.5 °C en promedio: cerca. Por eso debemos intervenir rápidamente.

De estos elementos se desprende que la única solución posible es alterar nuestro comportamiento y que no hay ninguna solución milagrosa. La prioridad son entonces las medidas a implementar para alcanzar la meta. Si necesitamos reducir el consumo de combustibles fósiles en 80 por ciento, ¿cómo podremos hacerlo sin provocar disturbios sociales? El impuesto al carbono tal como se evalúa actualmente es insuficiente. Francia aún se lamenta por el aplazamiento del Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático (PNACC3) previsto para fines de 2023, y luego pospuesto a abril de 2024, mayo, junio… y por último: indefinidamente.

Si necesitamos cambiar profundamente nuestros hábitos, entonces tendremos que pensar de manera diferente acerca de las prioridades colectivas. Podemos pasar de un auto térmico a uno eléctrico. Sin embargo, no evitaremos el debate sobre el papel del automóvil en el crecimiento y desarrollo rural y urbano. En otras palabras, el cambio energético pondrá en duda el desarrollo observado hasta ahora y basado principalmente en la disponibilidad de energía eficiente y concentrada.

Debido a que debemos pensar de manera diferente una reconstrucción, la ecología no puede ser un enfoque neutral para los partidos políticos. Cada partido, de izquierda, derecha o centro, tiene su propia idea sobre cómo deben organizarse la sociedad y economías del mañana, a la vez que toma en cuenta las restricciones ecológicas. Desde el más conservador al más revolucionario, la jerarquía de orientaciones, políticas, objetivos de bienestar y forma de lograrlos serán diferentes, por más obvio que suene.

Los partidos verdes van a la cabeza, con la idea de que la sociedad y economías del mañana forzosamente serán diferentes. Todos los demás pensaban que los reajustes no serían muy diferentes de aquellos observados durante otros choques, pero se equivocaron y quedaron rezagados en análisis y percepción ante sus seguidores en cuanto a los cambios a implementar y rupturas a anticipar.

* Economista en jefe de Ostrum AM

Fotografía: Ostrum AM

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