Cambio climático

Del zika al dengue: el cambio climático potencia el contagio de enfermedades tropicales

  • Enfermedades vinculadas comúnmente con zonas tropicales, como el dengue o el virus del zika, están aumentando y moviéndose a zonas donde nunca se habían detectado

BBVA Sostenibilidad

El miedo que despiertan animales como tiburones o leones al ser humano en realidad no representa un peligro para la humanidad. Los primeros causan una media de diez muertes al año, mientras los segundos se aproximan al centenar. Pero según la Fundación Bill & Melinda Gates, los mosquitos causan 725 00 porque las enfermedades que pueden transmitir afectan cada año a cientos de millones de personas. Ahora, además, el cambio climático es su cómplice.

Una epidemia de dengue en América Latina

Con 4.5 millones de casos de dengue confirmados y cerca de 2500 muertes, 2023 es por ahora el año con mayor incidencia de esta enfermedad tropical en América Latina. Sin embargo, en lo que va de 2024, la Organización Panamericana de la Salud (PAHO) registra cerca de nueve millones de casos. La PAHO advierte que 2024 va camino de triplicar, como mínimo, las incidencias de dengue del año pasado.

Si bien la enfermedad está en aumento en toda América Latina y el Caribe, los países más afectados son Brasil (83 %), Paraguay (5.3 %) y Argentina (3.7 %), que concentran el 92 por ciento de los casos y el 87 por ciento de las muertes, según los datos definitivos del primer trimestre del año. El dengue, una infección vírica habitual en áreas urbanas y semiurbanas de las zonas tropicales, no podría estar logrando nada de esto sin la ayuda de sus vectores, los mosquitos. En América Latina, en particular, el de mayor presencia es el de la especie Aedes aegypti. Y aquí es donde entra el cambio climático.

De acuerdo con la PAHO, el incremento de la incidencia del dengue en la región se debe, sobre todo, a que la propagación de Aedes aegypti es más alta debido a que la temporada de clima cálido y lluvioso en la región es más larga de lo que solía ser.

Además, se está registrando en países y en zonas en las que nunca se había detectado porque eran demasiado frías. Grandes ciudades que tradicionalmente han estado libres de la enfermedad, como Ciudad de México o Ciudad de Guatemala, tienen cada vez más casos. La tendencia es clara en los últimos 20 años: el mosquito sobrevive cada vez en más sitios, ayudado por el incremento de las temperaturas.

El cambio climático y las enfermedades tropicales

A pesar del alcance de la epidemia de dengue en América Latina, la enfermedad no se considera de las más graves de entre las transmitidas por mosquitos. Muchos casos son asintomáticos o con síntomas leves y no precisan de asistencia médica. Solo un pequeño porcentaje deriva en dengue grave, con dificultad para respirar, sangrado y complicaciones en los órganos.

En 2023, a escala mundial se registraron más de 6.5 millones de casos, de los cuales unas 7300 acabaron en fallecimiento. Sin embargo, hay otras enfermedades transmitidas por mosquitos con una carga mucho mayor en la salud, como la malaria, el zika o las llamadas enfermedades tropicales desatendidas, frecuentes en el seno de las poblaciones de bajos ingresos de países en desarrollo.

Al igual que el dengue, todas ellas se podrían estar viendo potenciadas por el cambio climático. Una revisión de más de 42 000 artículos científicos, liderada recientemente por la Organización Mundial de la Salud (OMS), concluye que el cambio climático está alterando los patrones de contagio de todas las enfermedades tropicales transmitidas por vectores, aunque también señala que todavía sabemos muy poco de cómo lo está haciendo.

De acuerdo con la OMS, si se expande el rango geográfico de los mosquitos y otros vectores, aumentará el riesgo de introducir (o reintroducir) estas enfermedades en nuevos territorios que no están preparados para lidiar con ellas. Según concluye la revisión científica, los cambios en la prevalencia, la incidencia, el alcance y la intensidad de la malaria y las enfermedades tropicales desatendidas también pueden empeorar la situación en aquellas comunidades que ya se ven desproporcionadamente afectadas por ellas.

“En los últimos años, hemos entendido cómo los fenómenos meteorológicos extremos influyen en la propagación de la malaria. Estos eventos serán cada vez más comunes”, concluyó Daniel Ngamije Madandi, director del Programa Mundial contra la Malaria de la OMS, en la presentación del estudio. “Es probable que el impacto del cambio climático recaiga de manera desproporcionada sobre las personas más pobres, que también se ven afectadas de manera desproporcionada por la malaria y las enfermedades tropicales desatendidas. Necesitamos una respuesta más equitativa, integral y sostenible.”

Fotografía: BBVA Sostenibilidad

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