- La sombra climática, que pretende reducir el sentimiento de culpabilidad, anima a entender que en nuestro impacto influyen otros factores y promueve la acción colectiva
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A finales de 2021, la periodista estadounidense Emma Pattee publicó un artículo que trata de ir más allá del concepto de la huella de carbono. En él hace una comparación entre una persona que toma un avión cada semana para ir a trabajar y otra que vive cerca de su oficina y llega caminando todos los días.
Pero además de explicar quién es el que tiene una mayor huella de carbono, el análisis va más allá, pues explica que la primera persona se dedica a la divulgación científica e informa sobre los peligros del cambio climático por todo el mundo. La segunda trabaja para una agencia de marketing que diseña anuncios para una empresa petrolera. Teniendo la imagen completa, ¿quién está contribuyendo más a combatir el cambio climático?
En su artículo, la autora invita a olvidar el concepto de huella de carbono y a utilizar otro que incluye además la lucha por reducir el cambio climático: la sombra climática. Un concepto que tiene en cuenta no solo cuánto usamos el coche o las emisiones derivadas de nuestra alimentación, sino también otros factores como por quién votamos, nuestro nivel de activismo ambiental o cuánto hablamos sobre la importancia de cuidar el medioambiente.
Los problemas de la huella de carbono
La huella de carbono es un indicador ambiental que mide la cantidad de gases de efecto invernadero (GEI) derivados de una acción, un producto, una persona o una entidad. Incluso, existen calculadoras online que nos permiten tener una estimación sobre cuál es nuestra huella de carbono en función de los kilómetros que hacemos en coche, de la electricidad que consumimos o de nuestros hábitos alimentarios. Muchas veces, van acompañadas de consejos para reducirla, como cambiar el coche por la bicicleta o instalar bombillas led.
De hecho, este concepto fue creado y popularizado por la petrolera británica BP y en 2004 presentó la primera calculadora de huella de carbono y un año después lanzó una gran campaña publicitaria para promover este término.
De acuerdo con Pattee, BP consiguió dos cosas: trasladar la responsabilidad de las emisiones a los consumidores (y alejarla así de los productores de petróleo) y que los ciudadanos gasten sus energías en acciones individuales, como reciclar o apagar siempre las luces, en lugar de centrarse en otras más amplias como presionar a los gobiernos para que implementen políticas más eficientes contra el cambio climático o a las petroleras para que abandonen su actividad.
Esto provocó el surgimiento de una sociedad menos crítica con quienes más responsabilidad tienen en el cambio climático. “Imagina que Greta Thunberg hubiera decidido centrarse en gastar menos agua o en dejar de consumir productos lácteos en lugar de crear Fridays for Future”, escribió la periodista en su artículo.
La alternativa: la sombra climática
Por su parte, la sombra climática busca ir más allá. Anima a entender el impacto de una persona teniendo en cuenta no solo su consumo, sino también las decisiones que toma y los asuntos a los que presta atención y dedica sus esfuerzos a lo largo de su vida. Pattee anima a imaginarlo como una sombra que siempre te acompaña.
“Allá donde vayas, la sombra va también, contabilizando no solo tu uso de aire acondicionado y el consumo de gasolina de tu coche, sino también cómo votas, cuántos hijos decides tener, dónde trabajas, en qué inviertes tu dinero, cuánto hablas sobre el cambio climático o si tus palabras refuerzan la urgencia, la apatía o la negación”, señala Pattee.
“El concepto es interesante, porque está claro que hay muchos elementos para tener en cuenta más allá de tener o no un coche eléctrico y de coger un avión en tus vacaciones”, señala Francisco J. Doblas-Reyes, director del Departamento de Ciencias de la Tierra del Centro Nacional de Supercomputación de Barcelona (BSC). “Hay aspectos personales muy importantes, como por ejemplo a quién votas y a quién apoyas. Puedes asistir a un evento en el que se discuten los planes de adaptación o mitigación, o se trata la implementación de las leyes climáticas a nivel europeo o nacional. Vas en coche, pero vas, lo cual puede resultar muy importante”, explica Doblas-Reyes.
De acuerdo con el investigador, el concepto resulta muy interesante a nivel discursivo y puede servir para trasladar a la población ideas que ya existen entre aquellos que estudian el cambio climático desde la perspectiva de las ciencias sociales y las humanidades.
Fotografía: BBVA